Morirse al mar es, desgranar una a una
las olas que mueren en la playa y,
cantar con alabanzas las andanzas de las rocas
revestidas de azul plata...,
a las primeras horas del atardecer.
Morirse al mar es,
andar descalzo por la playa
en la angustia del morir diario,
con el horizonte como espada.
Y morirse al mar es,
bajar la guardia en las corrientes
y los cambios de colores como locos por llegar.
Morirse al mar es,
ir deshojando las margaritas de la vida
esperando el más allá,
con esa certeza incierta
del que nunca va a llegar.
Morirse al mar es,
probar el salitre de la playa
y el olor maravilloso de la vida,
cuando se llega a la mar.
Y morirse al mar es cargar
con la tristeza de la vida,
consumiendo la esperanza
del nuevo despertar.
Morirse al mar es,
alabar el rompimiento de las olas
cuando chocan con las rocas,
y sentir sobre la piel
cada una de las gotas
que quizás,nunca vuelvan a llegar.
Morirse al mar es,
morirse al mar.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario