domingo, 15 de diciembre de 2013

La señora del traje negro y la guadaña

Cuando la tarde se deshace en un remolino de hojas vencidas, la señora del traje negro y la guadaña vuelve a espiarme entre la blanda espesura, de los bosques sombríos,como salida de la nada. ¡Que dura es su mirada,con las pupilas pétreas! ¡Que lento es su latido,nacido de la nada! Por regalarle una invitación a mi vida mi ser, se ha quedado solo,en la estancia etérea. Entre el humo que desteje su maraña las musas han dejado solo al poeta, es la hora de la página en blanco de la nana de la sangre y, de la noche muerta.