domingo, 2 de febrero de 2014

Bajo el cielo, sin estrellas

Presiente mi soledad la tarde desmayada y el pergamino de la luz,en febrero, entre las hojas inertes de mi diario. De pronto,todo a mi alrededor ha enmudecido. ¿Qué sentido pueden tener ya las callejas oscuras donde ayer nos comíamos a besos a la hora de la cena y con la boca seca de tanto amar,bajo el farolillo débil como la luz de una luciérnaga? Paseo mi dolor a las afueras de tu cuerpo y un perro viejo agoniza al filo de mi angustia. Sin tí,la avenida de la vida parece un inmenso desierto. Entre la lluvia urbana, la multitud es un hormiguero de autómatas, con tarjetas de crédito y móviles encendidos; bufones que visten de los grandes almacenes y restriegan su lascivia contra los escaparates, para olvidar la sombra con la que,cada noche, comparten unas horas,raídas de tinieblas. Sin tí, este circo callejero ya no me parece divertido. Bajo el cielo, sin estrellas los paraguas abiertos,se me antojan, maldición de algún bolero. Sin tí,la nieve no es un collar de espuma sobre el escote del invierno. Entre este ruido inútil de tambores que no cesan, recuerdo a la luz de la candela este diario tan mío,abierto, por una página en blanco,desnuda del verbo que ayer tanto me urgía. Sin tí,resulta doloroso escribir los renglones de una vida, que no siempre fue tan mía. BA-2-2-14