lunes, 29 de agosto de 2011

Acunando las horas

Cuando vengas amor, ven con el alba
en los limpios amaneceres que presagian el día,
cuando se abre la rosa y silva el ave cantora
y en el agua se diluye,un cristal de melodías.

Cuando vengas amor,ven con el alba
pon tu beso de bruma en mi frente dormida
y que una gota de tu rocío
salpique mi sien,encanecida.

Cuando vengas amor,ven con el alba
pon en el haz de mis manos
de las tuyas el fuego
y en mi pecho, cansado
prenderá un ansia de vida.

Si te marchas,amor, vete al ocaso
cuando el cielo encendido deje atrás sus fulgores,
y en el árbol las hojas,intercalen su arrullo
engarzando en el viento su perfume las flores.

Si te marchas,amor,vete al ocaso
déjame los efluvios de tu olor y tu aliento,
el calor de tus brazos,de tu risa, el eco
y acunando las horas, ¡vuelve amor a mi encuentro!

Me gustan esas tardes sosegadas

Me gustan esas tardes sosegadas
que al ocaso se refrescan con la brisa,
en que vaga pensativa la mirada
en que el alma se despierta enamorada,
y los recuerdos y los sueños, se idealizan.

Me gustan esas tardes sosegadas
en las que cruzan golondrinas y vencejos,
con sus trinos desiguales y estridentes
que en el cielo van trazando sus bosquejos.

Me gustan esas tardes sosegadas
en las que las aguas cristalinas como espejos,
van trazando sus ondas alargadas
susurrando en la taza de la fuente.

Los jazmines,hechos moñas en las macetas
que perfuman suavemente, medio abiertos,
la frescura de las plantas verdes,prietas
que llenan de color el firmamento.

Me gustan esas tardes sosegadas
esas horas tan serenas y tan quietas,
que me llenan de ternuras y de afectos
y se me pone el corazón,un poco más inquieto.




sábado, 27 de agosto de 2011

No me cerréis las ventanas

No me cerréis las ventanas
si me veis que estoy muriendo.

Si es de día,que el sol entre
y si es de noche en mi sueño,
que me acompañe la luna
y el brillo de los luceros,
desde el recuadro enrejado
de un ventanillo pequeño,
se ve un cielo ¡muy azul!
cuando hace sol y yo quiero,
empaparme en su celaje
en mis últimos momentos.

Si son nubes,las que hay,
no me importa,las prefiero:
Me hará ilusión el pensar,
si veo el agua cayendo.

¡No me cerréis las ventanas!
por ellas marcharme quiero,
en el soplo de la brisa
pondré mis últimos versos,
y en una última lágrima
yo me iré con mis recuerdos.

No me cerréis las ventanas,
si veis que me estoy muriendo...

Tiempo infinito

Quisiera retener el tiempo
entre mis dedos
bebiendo gota a gota
de su pasada esencia,
quisiera no sentir
las penas de la ausencia
y que todo se estancara
en un presente quedo.

Pensar,que ya no existe
aquel ayer marchito
ni una mañana triste
de opaca incertidumbre,
que todo fuera hoy
como un eterno rito
de albas y de cenits
fundidos en la cumbre.

Quisiera que tus brazos,
de hiedra a mi cintura,
llenaran la nostalgia
de un tiempo ya perdido.

Quisiera que sintieras
la mistica locura
sabiendo lo que somos,
seremos o hemos sido,
quisiera si pudiera,
parar,el mundo entero
que todo fuera amable,
que todo fuera hermoso.

Quisiera no sentir
que soy perecedero,
y amando la belleza
me sienta miserable.

Quisiera ¡oh Dios del cielo!
que el ansia desbordante,
en este pecho lleno
de tantas cosas bellas,
pudiera dar al mundo
depaz,un solo instante,
llenando de alegría
el cielo y las estrellas.

Quisiera tantas cosas
sentidas y tan vagas,
que llenan de ilusiones
mi ser enamorado;
y no podré decirlas,
el tiempo se me acaba
fluyendo entre mis dedos
marchitos y cerrados.

Donde el silencio llora

Una taza de café y un cigarrillo
lleno de plantas el salón y yo, soñando,
en la blanca quietud de los visillos
se divisan las ventanas,bostezando.

Mis libros y cuartillas,dispersados
sobre una mesa un tapete de ganchillo,
y unos versos,apenas diseñados
plasmados en mi eterno cuadernillo.

Los dioses y las musas se recrean
llenando mi sentir cada jornada,
ante una taza de café y un cigarrillo
cuyos humos se entremezclan,enlazados,
sobre la mesa con tapete de ganchillo.

Y en las cuartillas de mis noches solitarias
donde el silencio llora,
y el tic tac del reloj es un latido
los versos que se escapan de mi boca,
son eco de mi mundo incomprendido;
y lloro cuando escribo,porque pienso,
¡en tantas cosas bellas que yo ignoro!
En tantas cosas bellas ¡que yo quiero!

Y siento que este mundo de quimera
que solo por la noche es algo mío,
vivirá eternamente aunque yo muera
entre las plantas del salón y mi sillón vacío,
ante una taza de café ya consumido
y las cenizas de un extinto cigarrillo,
sobre la mesa con tapete de ganchillo.

Tristezas del recuerdo

Llovía...
Era la tarde tan gris
como mis pensamientos...
Quería evocarte,te añoraba,
y entonces tuve ese sentimiento
de saber porqué lloraba.

Miré tras el cristal de mi ventana:
con mi aliento empañé su transparencia;
puse tu nombre y lo besaba
llenándome los labios desde tu ausencia.

¡Era la tarde tan gris y tan vacía...!
quise borrar tu nombre
y nuevamente presentí la sensación
de que morían,
los mejores recuerdos de mi mente.

Murió la tarde,lluviosa y gris,
y como siempre,tú no estabas.
Mojados los cristales,yo presumía...
Tristezas del recuerdo,te lloraban.

Era la tarde gris...
¡Llovía!

lunes, 15 de agosto de 2011

Al otro lado del olvido

Y nos vendrá la niebla
con su oscuro cancán de nubes,
a poblar de sueños de antaño
mi memoria dormida.

Será la estrella del nuncajamás
la que atraviese este corazón,tan mutilado,
mientras que un abrazo de ceniza
abandonará las azucenas calladas,
a la obscena quietud de una luna rota.

¡Dolor!Maestro de los maestros
en la alquimia de la brujería,
llévate mi corazón y haz con él
un collar de hermosas ambrosías.

Te recuerdo hoy con la pasión
de un volcán enamorado,
con tibio frío de azúcar
y con libertad de pájaros.

¡Amor!Maestro del desamor
en la llama apagada,
tóma mi corazón y haz con él
una canción de sangre y de manzana.

Apenas puedo contemplar tu piel
como fué entonces,
y el hilo dulce de promesas
que se fueron con el viento.

Mi soledad es tan grande
como la Osa Mayor llena de humo.

En mis manos llevo palomas dormidas
con el arrullo de la mar en calma,
un chopo negro y solitario,que en la orilla,
tiene rumor de agua ondulada.

¡Noche!Hechicera de la oscuridad callada
novia de los ensueños,musa de los surtidores,
róbame mi corazón y haz con él
una inmensa corona de lágrimas.

¡Amor!Amor de mi vida y mi dolor
parto de sombra estrellada posado sobre la nada,
presiento que al otro lado del olvido
sólo hay,rosas marchitadas.

Allá donde estés

El poeta es un viajero
que transporta maletas vacías,
y al que a veces le abandonan
los versos de emergencia.

Y ya no sé de qué manera escribir
que hubo un tiempo en que yo también te quise,
que hubo una hora eterna en todos los relojes
y que los perros,a lo lejos,ladraban bajo
el nocturno misterio de la luna nueva.

Todo lo que viste,no fue todo lo que soy
ni siquiera tampoco todo lo que yo soñaba ser,
pero el poeta es un niño acurrucado en el acero de la noche
y la voz con la que nos apuñala el olvido.

Yo sé que allá donde estés,no te quemará mi recuerdo
ni escribirás mi nombre sobre los sauces,
y que el crepúsculo no se desvanecerá
entre nuestras manos,que se cansaron de buscarse.

Y pasearás solitaria por las calles del parque
y miraras con la vista perdida los bancos vacíos,
que se recortan,una noche más,bajo la luz de las farolas.

Allá donde estés recuerda que
el poeta es un viajero que transporta maletas vacías
el poeta es un niño acurrucado en el acero de la noche
el poeta es la voz con la que nos apuñala el olvido.




Ceñiré una rosa

De norte a sur atravesaba tu sangre
un feroz galope de caballos,
hoy he visto,atadas tus manos
como dos palomas muertas.

Yo sé de tus orígenes y tus desgarros
de aquel vuelo,casi mortal,
que escojo soñar lejano
escupiendo tu derribo,
de angustia y vértigo
de rabioso desencanto
y lúgubre abandono
de un mañana triste
y de un temprano naufragio.

¡Tántas veces creí decirte adios
con el corazón desgranado,
tántas noches creí escuchar
desde mi palomar,
tu remota voz de pájaros
tántos días amaneció el cielo,
con las cenizas del ocaso
que me hice olvido para el invierno,
callado como el trigo en el verano
silencio sonoro de rio sin peces,
tormenta sin la fuerza de truenos y de rayos!

Desde aquel desencuentro cruel de encontrados
desde aquella derrota brutal de sueños descruzados,
desde aquel erguirse perezoso,titánicamente avanzado
te siento hoy,regresar,con el glorioso compás de los resucitados.

Hoy quiero sacudir de mis hombros
la última tierra de los surcos del fracaso,
respiraré hondamente la libertad de los helechos
y ceñiré una inmensa rosa de luz y de espranza,
entre tú y yo,por este encuentro de abrazos habitados.

Cuando mi vida se vaya

Cuando mi vida se vaya se irá con ella
la sangre del torrente de mi ser,
que no es otra cosa que mi propia vida.

Esta vida,que se me va escapando poco a poco
como el agua se escapa de mis manos
como el humo se confunde con el aire
de cualquier atardecer.

Esa misma vida que se ha llevado nuestros pasos
sin prisa,sin pausa,sin tregua
a la velocidad de su deseo y de su tiempo.

Cuando mi vida se vaya,se llevará
también todas sus horas y sus momentos,
todos los recuerdos,los buenos y los malos
todos mis amores,los buenos y los mejores.

Cuando mi vida se vaya,se irán con ella
todos los silencios de las noches
y los alborotadores gritos de todos mis anhelos.

Cuando mi vida se vaya,yo me iré con ella
y no dejaré más rastro que mis recuerdos
escritos en un trozo de papel.

Y con ella,se habrán ido mis horas
de tintero y ansiedad,
de besos compartidos y de labios entreabiertos.

Y se irá,la sangre de mis venas
veloz,como la vida misma,
como el agua se escapa de mis manos
cuando mi vida se vaya.

Las manos del Poeta

Las manos del poeta
amasan las palabras,
que escritas en su alma
se agolpan en su ser.

Le llueven los caminos
de luz y de amargura,
de lágrimas corpóreas
reprimidas en su haber.

El saldo de mi vida
se me antoja desdichado,
cubriendo de palabras
el recuerdo del ayer.

Sé que todo lo que nace,muere
como muere la noche con el amanecer,
y como el día muere
en un rojo atardecer.

Las manos del poeta escriben
la vida de tu ausencia,
la muerte del recuerdo
tu alma sin presencia.

Ya no acudes a verme
ni me asaltan tus palabras de lamento,
ya no puedo escribirle
a la ausencia de tu piel.

Las manos del poeta
ya no pueden escribirle,
a la miel de tus palabras
a la alcancía de tu ser.

Las manos del poeta
amasan las palabras,
que escritas en su alma
se agolpan en su ser.

La noche marchitada

En el zaguán de los sesenta
la noche marchitada,
se me llena de recuerdos.

Amanece poco a poco y en el umbral
lejano de mi cuerpo,
los árboles pintan de verde
el cielo callado del amanecer.

Y es entonces,cuando canta
el gallo de la vida que me anuncia
el fín de la noche marchitada
y el anhelo de un nuevo amanecer.

En el umbral de los sesenta
amanece una nueva historia,
que tengo que rehacer
con recuerdos marchitados de la vida,
con aquel hijo que nunca llegó a nacer.

El recuerdo inusitado de tu cuerpo
el recuerdo del contacto con tu piel,
con tu boca entreabierta para el beso
con tu alma eterna,abierta de mujer,
y mi vida,en un trozo de papel.