lunes, 15 de agosto de 2011

Ceñiré una rosa

De norte a sur atravesaba tu sangre
un feroz galope de caballos,
hoy he visto,atadas tus manos
como dos palomas muertas.

Yo sé de tus orígenes y tus desgarros
de aquel vuelo,casi mortal,
que escojo soñar lejano
escupiendo tu derribo,
de angustia y vértigo
de rabioso desencanto
y lúgubre abandono
de un mañana triste
y de un temprano naufragio.

¡Tántas veces creí decirte adios
con el corazón desgranado,
tántas noches creí escuchar
desde mi palomar,
tu remota voz de pájaros
tántos días amaneció el cielo,
con las cenizas del ocaso
que me hice olvido para el invierno,
callado como el trigo en el verano
silencio sonoro de rio sin peces,
tormenta sin la fuerza de truenos y de rayos!

Desde aquel desencuentro cruel de encontrados
desde aquella derrota brutal de sueños descruzados,
desde aquel erguirse perezoso,titánicamente avanzado
te siento hoy,regresar,con el glorioso compás de los resucitados.

Hoy quiero sacudir de mis hombros
la última tierra de los surcos del fracaso,
respiraré hondamente la libertad de los helechos
y ceñiré una inmensa rosa de luz y de espranza,
entre tú y yo,por este encuentro de abrazos habitados.

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