La sangre del invierno está seca
apenas las heridas de la sangre,sin embargo,
siguen abiertas frente a las puertas del tiempo.
¡Cuánto tiempo pasado,hierve al timido sol de un verano indeciso!
Ya no hay hojas perdidas en atardeceres otoñales;
sólo quedan intenciones cortadas por un gesto,
rotas,por una sonrisa vacía de credos
y por una inmensa desesperación imposible,
de volver a ser,lo que nunca fuimos.
Cada uno por su lado,
cabalga nuestra vida,ajena al nos
de aquella vieja soledad,arropada de tristeza,
hay un alarido vital que nos rompe los tímpanos.
¡Nos falta,sangre fresca en las venas!
Mientras que unos ojos inciertos,
estan como locos por estallar de luz
en la oscuridad del adios,jamás pronunciado.
Hay mucho camino por desandar
andando y andando,siempre hacia atrás,
pero la sangre derramada por la libertad
aún y siempre,estará fresca.
sábado, 5 de diciembre de 2009
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