martes, 6 de octubre de 2015

OTOÑO

Por entre las hierbas corre un reguerillo de otoño,
nacido de las primeras lluvias.
Es limpio y tiene el alma de azogue.
El sueño del regato es,ser espejo;
por eso culebrea entre las matas y las encinas
como un lagarto azul,reflejando el cielo.
Y es que el cielo corre por entre las encinas y las hierbas
cuando aún,no es maduro el otoño.

Luego....
Sobre el regato caen,las hojas doradas del otoño.
Una...,dos...,cien...,mil....
¿Cuántas? No sé,muchas.
Un instante para pegarse al beso del agua y luego,
con los labios apretados,un beso largo,
que sólo se termina cuando se nieva el agua con la espuma.
El árbol llora tesoros rojoamarillos.
Cada hoja es un ocaso,
y cada ocaso se escribe en cada hoja.
Monedero de anocheceres,
la encina los derrocha sobre nuestros campos.
Los rios maduros del otoño,llevan teñidas sus aguas de oro.
Pero,sólo en mi tierra verdea la encina como un recuerdo de primavera
clavado en la memoria del paisaje.

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