De los últimos besos que te he dado
hasta este momento,hay siempre un vacío,
que he aprendido a llenar
con tu recuerdo hecho sonrisa.
Un vacío de amor insatisfecho
de romántico incurable,
de solitario pensador en las esquinas
de tu alma huidiza y adorable.
Tu alma que nunca he querido tocar
por temor a destrozarla
con mis manos llenas de espinas silenciosas,
silenciosas espinas que no saben torturar.
Mis manos silenciosas que escriben versos
con las yemas de los dedos,
de mis largos dedos
que sólo saben robar y regalar caricias.
Particular cleptomanía la de mis dedos
aprendida de tí,en las noches de invierno,
insaciable cleptómana de felicidad rota
¿la robas acaso para construir otra?
¿Cómo construyes la felicidad?
Mi felicidad, tu felicidad, nuestra felicidad.
¿ Lo haces acaso con besos de sinceridad dudosa,
o con lágrimas que nunca he sabido por qué desperdiciabas?
Nuestra felicidad hecha de besos y de llantos
se me hace frágil,inmensamente frágil,
capaza de ser rota por la leve brisa viajera
del infinito retardado en el recuerdo.
Ya,no me interesa la felicidad
¿por qué,a estas alturas,habría de interesarme?
Sí, de los últimos besos que te he dado
hasta este momento,hay siempre un vacío,
que he aprendido a llenar
con tu recuerdo hecho cenizas.
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