Yo,sumergido en tu última mirada de amor,
buscando desesperadamente en el humbral de tu puerta
el último segundo de tu ingenuo temblor,
mientras tu boca y mi boca se besaban.
Ignoraba que tus labios habrian de ser mios
durante ese fugaz instante,
salido de Dios y refugiado
en nuestro amor tan grande,apasionante.
Tu boca era una flor de carne,
buscando espacio entre la maraña de mis labios.
Yo,sumergido en tu última mirada de amor
meditaba la sombra de un recuerdo,
sin poder curar la quemadura
de tus labios y tus besos.
Y quise andar entre las corrientes
de tus ojos vacíos en mí, a mi lado,
y me encontré con la tubulencia de tu cuerpo
nadando dentro de nuestro río,desbordado.
Y me detuve,porque habia un muro de silencio muy confuso
surgiendo del triángulo inexpresivo de tu cuerpo:
tus ojos,tristes y apagados con una tristeza que yo ignoraba
tu boca,fría, como un tempano de muerte,
y tus senos,desnudos como almas de niños
y mis besos vagaron como locos,
volando sin rumbo hacia la nada
siguiendo,quizás, a mi destino,
como cuando era un niño, de años,pocos.
Y la ternura de nuestro niño
desbaratada,en un aborto sin piedad
en un manotazo de piedra parpadeante,
asfisiado por la selva despiadada de los hombres
y enterrado en su cajita de cristal.
Y fué entonces cuando supe
que mi último yo...,se fué contigo.
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