Una brisa enemiga del sielencio
me trajo el fugaz recuerdo de tu cuerpo,
refugiado en el abismo
de mi pecho.
Y el nervioso aleteo de un pajarillo
que huye de la lluvia,
me recordó
que has partido para siempre.
Son tristes los recuerdos
que de mi mente brotan,
cuando sopla la brisa
y el mismo pajarillo,vuela.
Y ni toda la alegría del mundo
resumida en un poema,
podrá en estos momentos
disipar mi amargura.
Es por eso que todas las tardes,
cuando el día agonizante
se arrastra por las calles pálidas del crepúsculo,
yo siento que tu recuerdo
enemigo de mi tranquilidad,
llega hasta mí,para hablarme de tu ausencia.
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