Madura,
la noche huele a viento lunar,
a oscura luminosidad sanguínea.
Abierta,
la noche es un silencio vital,
invadiendo el temblor de mis deseos.
Renuncio,
y en esa renuncia me entrego,
con la autenticidad de mi sentir.
El río,esconde la música de mi pálida tristeza
peremne reflejo de lo tuyo,
del guarda-misterios de tu ser.
La noche es simpre la noche
madura,dulce,triste o abierta,
la noche,siempre huele a viento
siempre es silencio,
en el temblor de unos deseos.
Madurez abierta y nocturna
llena de renuncias incansables,
como el agua que fluye por los riós
de tu boca,loca por besarme.
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